domingo, 17 de julio de 2016

¿Qué carajos te fumaste Andrés?

Te sientas recto en la silla de tu escritorio y tratas de no pensar mucho, sin sentido, las imágenes llegan a ti, las palabras, el momento, sientes la misma temperatura, te escondes detrás de la nube blanca que se forma tu alrededor, sientes que estas demasiado expuesto que en cualquier momento alguien va a verte y será todo un desastre.
Recuerdas sus ojos y el color te invade, te sumerge, te transporta a otro lugar donde solo hay color carmesí, donde solo puede verse el cielo de color gris y con pocas entradas de luz, tratas de gritar pero tu cuerpo se ha congelado y de tu boca solo sale un suspiro. Tal vez estés muriendo, tal vez es así como luce el más allá, tal vez te dejaste llevar demasiado pronto y ahora debes aceptar las consecuencias. El mundo no es tan hermoso, el mundo es una mierda.
Mira donde estas, ¿Por qué? ¿Por qué me trajiste aquí?
Sientes como tu cuerpo tiembla y de repente has caído por un agujero profundo,  no encuentras la luz ni la salida y eso te aterra, no saber dónde estás y solo piensas en escapar. ¿Cómo fue que llegaste ahí? Raramente solo recuerdas ese color carmesí, el olor de su cuerpo y el sabor de sus labios.
¿Por qué te dejaste arrastrar? ¿En qué momento llegaste hasta ese lugar donde no alumbra ni brilla el sol? Cierras los ojos y tratas de recordar que estabas haciendo antes de caer allí. Nada. Un ligero olor a rosas con toques de nicotina y yerba. Un color violeta que reemplaza el carmesí y que invade tu recuerdo, flores, tiras, ligueros. ¿Qué pasa si te quedas allí para siempre? No le dijiste a nadie a donde irías esta mañana. Eso es. ¿A dónde fuiste?
El olor se hace más fuerte y curvas de colores aparecen en tu visión, ya no hay oscuridad, los colores son brillantes y llenos de vida, suena una canción de fondo, no te sabes la letra pero la conoces, la conoces perfectamente, la tarareas y sientes de repente un  vacío en el estómago, como cuando llevas hora sin comer y de repente ves el plato que tanto deseabas. Sientes que no puedes hablar y que la poca vida que te queda se té escapa de las manos. Alguien se está llevando tu ser, pero tú lo dejas porque sabes que no le hará daño. De repente los colores son más y más brillantes y te enceguecen y te hacen ver estrellas en cuanto cierras los ojos.
Ahora sientes que debiste lanzarte desde hace mucho, que no debes estar en ningún lugar más que ahí, te sientes protegido y los temores y la oscuridad se ha ido, ahora quieres permanecer ahí y esperar que llegue el ocaso, para poder apreciar los colores. Ahora los olores son más fuertes, ya no solo hay rosas, hay olor a guayabas y a nicotina y a yerba. Ya no solo hay curvas, hay formas que aparecen y desaparecen a tu alrededor llenándolo todo de una alegría indescriptible.
¿Qué carajos te fumaste Andrés?
El miedo se ha ido y la soledad también. Ahora solo deseas abrigarte entre los colores y sentir como el corazón se te sale del cuerpo y te rodea y se marcha. Pero tú no tienes miedo, no sientes nada más que una satisfacción indescriptible. Es como cuando tu equipo de futbol ha hecho el gol que todos llevaban esperando y gritas y saltas y sientes la euforia y la pasión en las venas. Así se siente, como si el pecho te explotara.  
Ya no habrá nada malo, o eso es lo que los colores te hacen creer, tal vez excediste tu dosis de dopamina y tu cuerpo se está colapsando. La vida ha dejado de ser una mierda por un segundo, ahora es menos café y más blanca, parece que la lavaron.
¿Qué carajos te fumaste Andrés?
Nada y todo. Creo que fume su aroma, el color de sus ojos y la suavidad de su piel. Creo que me fume sus sueños y sus ganas, sus piernas y sus labios, creo que me la fume demasiado y ahora solo veo colores, y formas y pájaros. Creo que jamás debí fumarla, pero nada me hace más bien.
Jueputa, creo que me la fume completica.
Mierda, me enamore.

¡Peso sobre los hombros!

Yo fui la segunda nieta de mi abuela, la segunda bebe de la familia, lo que debo admitir no fue mi mayor ventaja. Mi mama tenía solo 17 años cuando decidió traerme al mundo, no fue juzgada por hacerlo a una edad tan temprana hasta donde me han contado, además de que sé que con el fondo de su corazón, fue una decisión que definitivamente tomo de forma consiente y con todos sus sentidos.
Cuando digo que no fue mi mejor ventaja, me refiero a que aun siendo un pequeño y diminuto feto ya cargaba un peso sobre mis hombros, un tema que solo sería capaz de entender muchos años después.

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Los embarazos en adolescentes son cada vez más frecuentes y penosamente evidentes, y si nos sentamos a ver detalladamente el panorama a cada paso que damos nos encontramos con una “pequeña” que ha decidido traer a otro pequeño al mundo. ¿Ha decidido? A veces me cuestiono si sería realmente una decisión o si fue más bien un descuido que termino en un ser viviente dentro de sus panzas.
De cualquier forma, en eso se define mi pesada carga, en no cometer el “error” que había cometido mi madre y mis tías, debo agregar en este punto que mis tíos tuvieron sus hijos cuando superaron los 30 y eso los convirtió en el orgullo de la familia, y no es mi intención que suene de forma irónica, porque los amo y son los mejores padres y esposos que he conocido. Pero seguimos en el punto de que sobre mis hombros pesaba el no quedar embarazada antes de una edad “prudente”, sea cual sea esa edad.
Por ello supongo que en mi cumpleaños 21 todos dieron un suspiro de alivio y un Eureka al aire porque no había bebes, y tampoco estaban en mis más cercanos planes.
Pero el punto con toda esta historia se resume en que ellos estaban preocupados por mí, y sé que si la historia fuera diferente y hubiera un pequeño niño gritando mi nombre en este momento no sería una desgracia mundial, ni mucho menos hubiera sido el deshonor de mi familia. Pero yo era consiente a pesar de su miedo, que esa no sería mi mejor jugada, que si definitivamente quería ser feliz, tenía que sentirme preparada y por ello estoy a puerta de graduarme como profesional, que si quería ser feliz debía demostrarme a mí misma que mi madera era otra y que mi destino estaba en otro lugar.
Sé que hay muchas mujeres que piensan igual que yo y que tienen unos ideales capaces de traspasar fronteras. Pero existen otras, y lo sé qué porque conozco a varias, que no proyectan lo que deberían y que tienen tanto potencial por explotar que es triste que se queden desempeñando un papel que tal vez no las haga felices. Salgan, diviértanse, viajen, rían, demuéstrense a ustedes mismas que la vida vale la pena, y que más allá de lo que la sociedad ha mostrado existe un mundo lleno de cosas y personas y momentos y lugares que las hará sentirse felices, sin dejar de lado su esencia y su magnífico ser.

Sean libres señoritas, libres de soñar, libres de sentir, libres de mostrarse como son, pero sobre todo sean libres para elegir lo que quieren y hacerlo realidad. 

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Ellas...

“Ellas viajaban solas”- con esta frase se inicia un triste y mediática historia; dos hermosas y jóvenes mujeres cumplían el sueño que compartimos muchos, viajar por el mundo estableciendo una libertad y felicidad únicas, demostrando que los sueños se pueden lograr y que mas allá de maletines, escritorios y la banalidad del dinero se encuentra un mundo que se puede apreciar con ojos curiosos y ansias incurables, los lugares, las personas y la vida misma.

Los medios, las opiniones y la política no hicieron esperar sus comentarios, que al final y en resumen de cuentas expresan más las alertas de alarma y comentarios desfavorables que el mismo sentido pésame a las familias y las respectivas investigaciones.
En contraposición la comunidad mochilera y los viajeros de todo el mundo se hicieron sentir en las redes sociales, en las que expresaron su molestia, indignación y en la que defendieron las críticas negativas contra el sitio, argumentando que en principio un acontecimiento como este no define el lugar y su calidad, que es un hecho repugnante que puede presentarse en cualquier parte del mundo y que la comunidad está presente aconsejando a todos los nuevo e inexpertos viajeros.
Para mí, fue como un golpe en el corazón, no solo el hecho como tal, que hizo que mi alma se estremeciera puesto que soy mujer y también quiero recorrer el mundo, si no además por la cantidad de comentarios en la que eran juzgadas por estar en ese lugar, en la que eran criticadas por querer ser libres y en la que eran acusadas por viajar solas. Aun no entiendo esa expresión, no entiendo a que se refieren con viajar solas, ellas eran dos, iban juntas, eran mujeres que buscaban más que demostrar o establecer un punto con respecto a cómo o con quien se debe viajar, buscaban descubrir, expresar y admirar la libertad de la que creían tener derecho.


Ellas no viajaban solas, y ese no debería ser el argumento, las mujeres hemos luchado por siglos por condiciones que son inherentes a los seres humanos y que no tienen justificación de ser negadas o prohibidas. Esta es mi pequeña voz de protesta, contra los medios, contra la política, contra el régimen y contra todo aquel que crea que porque soy mujer merezco violencia, maltrato, desprecio, desigualdad y peor aún  merezco todo lo que me ocurre, solo por el hecho de haber nacido como naci. 

Ciudad de fantasía

Las experiencias que vivimos son el tipo de cosas y recuerdos que permanecen en nuestro corazón por el resto de nuestras vidas. Los viajes, las personas, los sentimientos y las emociones son cosas que a pesar de no poder plasmar en un documento de forma de sencilla o de ser un objeto que podemos mostrar y presumir, es lo que llena el alma y alimenta el corazón, son el tipo de cosas que nos hacen sentir vivos, felices y completos.
5:00am, nos preparamos para salir de casa rumbo al aeropuerto, es la primera vez que viajare en avión y eso hace la experiencia perturbadora y emocionante, las horas antes del vuelo son en realidad una nube borrosa de sensaciones, cosquilleo en la panza, sudor en la palma de las manos y un brinco de palpable nerviosismo en el corazón.
Las dos horas que transcurrirán en el avión serán en realidad un constante siseo en los oídos y en el estomago, no por el susto de caer en picada y morir, porque sé que eso no ocurrirá (o eso espero!), en realidad es mas por la expectativa de lo desconocido.
Debo admitir que este tipo de sensaciones las tengo en casi todos los viajes, una expectativa que se traduce en brillo en la mirada e hinchazón constante pecho. Pero esta vez es diferente, me siento en un episodio de la vida en el que no soy la protagonista, un episodio en el que solo soy un espectador curioso y anhelante.
El hermoso e imponente mar nos da la bienvenida antes de aterrizar, y el deslizar del avión por la pista me devuelve a mi lugar con un pequeño aliento de vida, la playa, brisa y mar nos espera a solo unos minutos y el nerviosismo inicial se transforma en un vacio expectante.
Es imposible para mi dibujar en letras la hermosa ciudad que nos esperaba, sus calles, su gente, su música, su olor y su característica belleza, solo las personas que la han visitado entenderán que es una ciudad llena de versos y poesía en cada una de sus esquinas, es una ciudad llena de alegría y de asombro constante, una ciudad de clima perfecto y olor a arena y mar en cada una de sus partes, una ciudad que se describe fácilmente en palabras como fascinante, asombrosa y utópica.
Sus habitantes imperfectos dando la bienvenida a turistas y viajeros de todo el mundo, sus maravillosos paisajes y atardeceres románticos y la amabilidad expresada en cada uno de los rostros de las personas que nos cruzamos en el camino, hacen de esta ciudad mi favorita en todos los sentidos.
Para algunos puede sonar ilógico y hasta fantasioso y ridículo, pero la poesía que exhala esta ciudad por cada poro de su piel, es lo que la hace tan especial. Sus amplias y coloridas calles con nombres simpáticos y característicos la convierten en un paisaje idóneo para cualquier romántico empedernido.


 A esta ciudad no solo la caracteriza su gente y sus calles, una ciudad también refleja los colores de las personas que la visitan y la recorren, calles llenas de personajes diferentes que dejan impregnada en la piel de la ciudad las costumbres bellas de sus lugares de origen, y que hacen que prevalezca aun después de no estar presentes. Calles llenas de recuerdos, de música y de historias.
El agradecimiento y respeto que siento por este viaje lo hace tan especial en mi corazón, gracias a el descubrí que definitivamente la felicidad que me causa recorrer el mundo en pequeños pasos no podrá reemplazarse con nada. El brillo en los ojos, el latir acelerado del alma y la increíble sensación en la panza de descubrir lo desconocido son lo que soy, son lo que me definen y sin lugar a dudas son lo que quiero para el resto de mis días.

Karma

Dedicado a mi jefe (Oh perdón!) ex-jefe y para todos aquellos que se sientan identificados. 



Todos somos expertos haciendo muchas acciones de la manera incorrecta, muchas veces no seguimos el control para realizar una acción debidamente, otras buscamos hacer cosas que consideramos buenas y bien hechas pero que al final terminan perjudicando a otras personas, y la mayoría de la a veces cometemos errores ilógicos por no pensar antes de actuar.
La palabra “Karma” significa acción, y se refiere principalmente a nuestras acciones físicas, verbales y mentales, acciones que dejan una huella y que al final se ven reflejadas en los resultados, en las personas que somos, las cosas que nos pasan y lo que nos define. (Tradition, 2010)
Siempre he creído que las cosas que nos ocurren en la vida, nos ocurren por una razón, y esa razón tienen que ver con los personas que hemos sido en el pasado, con la forma en la que hemos actuado y que se ven reflejadas en el presente; En el budismo este tipo de acciones se conocen como Karma, y tienen en gran parte que ver con la espiritualidad, pero en la otra tienen que ver las pequeñas cosas que sembramos para obtener algún día nuestra felicidad infinita o nuestra propia desgracia.
Además de eso, siempre he tenido la certeza de que a todos nos llega la hora, la hora en la que debemos hacernos responsables de las cosas que hemos hecho y más aun si con ellas hemos afectado a un sin número de personas. Es muy raro para muchos creer en esto que les digo, pero la realidad es que no son consientes de la ola de consecuencia y hechos que pueden traer con ello.
No soy quien para juzgar a quienes hacen cosas malas, puesto que yo también he cometido errores, pero la diferencia radical entre los que cometemos errores y los que hacen las cosas por placer esta en lo que nos espera más adelante, no guardo ningún tipo de resentimiento, ni odio, ya que no es un sentimiento que quiera albergar en mi ser, pero si espero en el fondo de mi corazón que algún día, sea como sea, todas las personas que atentan contra las otras reciban su merecido.
No tendría ningún sentido existir en un mundo en el que todo aquel que hace lo que quiera no reciba sus nalgadas y escarmiento, aunque claro está, no quiere decir que debamos tomar las cosas en nuestras manos y que nos creamos en el derecho de hacerles a los demás lo que “merecen” según nuestro criterio, porque en algún momento el karma igual nos llegara a nosotros mismos.

Las puestas de sol

“Me encantan las puestas de sol… ¿Vamos a ver una puesta de sol?”


Una forma de evitar la tristeza y apreciar lo magnifico para el principito eran las puestas de sol, sentía que era la forma más bella en la que el mundo podría expresarse y desde su pequeño planeta solo debía moverse un poco para apreciarlas una y otra y otra vez.
Cuando lo leí, que fue muchos años después de la época en la que todos suelen leer este maravilloso libro, no logre comprender porque le parecían tan fascinantes y asombrosas, las puestas de sol en una ciudad fría como la nuestra no tienen una presencia mágica y poderosa, o eso creía yo.
Los días largos e iguales en los que nos levantamos, vamos al trabajo luego a la universidad y después de regreso a casa no nos dan tiempo para admirar cosas sencillas, cosas que se encuentran a nuestro alcance y que no tienen un precio, que podemos observar y admirar sin invertir nada más que unos minutos de tiempo.
“Un día, vi al sol ponerse cuarenta y tres veces”- dijo el Principito.
No lograba comprender la magnitud de las sabias palabras del Principito, no lograba comprender que si lo aterrizamos a nuestra fría no tan fría ciudad tenemos las posibilidades contadas de perdernos en una de esas maravillosas puestas de sol, no lograba comprender que es un escape que el cielo te regala, que es el día en el que decide llevar sus crayones y explotar el sentimiento y la creatividad que lleva a dentro y plasmarlo en una hermosa obra, que después de horas de trabajo solo dura unos minutos y que con su enorme gratitud decide obsequiarla a nuestros ojos curiosos y ávidos de ilusiones nuevas.
No lograba comprender que un día decide expresar la calidez de su alma con tonos naranjas que más delante se convierten en amarillos de ilusión y que finalizan con una gota de azul claro que complementa su obra de manera excepcional, que otro día decide que los rosas pasteles serán los indicados para dar un poco de paz, y que a modo de chiste pinta tonalidades rosas desafiando los poderes del cielo y el color, y que los combina con tonalidades distantemente rojizas que buscan abrir el alma de cualquiera a las posibilidades. Que un día decide que no pintara demasiado, y que dejara al sol lucirse con sus mágicas vestiduras, y que permitirá que se exprese en los colores que la naturaleza le ha regalado.
No lograba comprender nada de esto, hasta el día en que lo vi, y debo admitir que no hace falta nada más que abrir los ojos, elevar un poco la mirada al cielo y apreciar.
Mientras yo estaba allí dejándome hechizar con su danza, con el pasar suave y teatral de pincel sobre el cielo, con las melodías sordas que llegaban a mis oídos con el ánimo de dar a aquella escena una tonalidad de fantasía, las personas a mi alrededor seguían con sus vidas grises, no se daban cuenta de la inigualable pintura que nos regalaba la tarde aquel día, no se daban cuenta de lo maravillosa que es la vida plasmada en pequeño detalles.
Cuando el sol se ocultó por completo, y la pintura se marchó con él, regrese a mi camino con un aire melancólico en el alma, pero con una sensación de pureza y felicidad en el corazón, me hubiera gustado que las personas que estaban allí conmigo lo hubieran comprendido, pero era demasiado sencillo para que se detuvieran a observar.
No existen fotografías de ese momento, todas las imágenes y los colores quedaron grabados en mi corazón, ahora sé que cada vez que necesite hallar la paz y la felicidad que hace falta a veces para continuar, solo debo dejarlas salir, y apreciarla, amarla y perderme en ella como el principito quería enseñarme.

¡La Abuela!

Ese era el pueblo de su abuela, un pueblo de calles angostas y silenciosas, de habitantes taciturnos y descoloridos, un pueblo como cualquier otro, con una pequeña iglesia y los tres toques reglamentarios de la campana para la misa del domingo, con su pequeña plaza de mercado en una esquina y la música baja en cada una de las tiendas, con pequeñas fincas que no alcanzan a verse hasta estar dentro del bosque mismo, llenas de personas de pies descalzos y sucios, personas que nunca verán nada más que los montes verdes llenos de vida, personas que jamás sufrirían la desesperación de una ciudad inundada de ruidos y olores desagradables, personas que jamás conocerán un vocablo diferente al suyo y unas costumbres menos arraigadas pero tal vez más hermosas, que jamás verán otros rostros ni escucharían otras voces, personas comunes, personas con alma libre, personas con corazón gigante, de ojos brillantes y tristes a la vez, personas hermosas.
La casa blanca de la esquina, la que tiene un taburete de madera, solitario esperando a alguien que desee observar las cuatro calles del pueblo en toda su magnitud y belleza espera frente a la casa, esa es la casa de la abuela, una casa llena de habitaciones y olor a hornilla recién encendida, una casa en la que el único sonido es el cacarear de las gallinas y los pequeños pasos de cientos de pollitos buscando maíz, una casa perfecta llena de mil imperfecciones, una casa que cada junio se prepara para recibir vida, una casa visitada por un montón de personas diferentes pero hermosas con olores de ciudad y ánimos de descanso, una casa más de un pequeño pueblo.
La mujer de faldas largas, cabellos cenizos y sonrisa distraída es la abuela, la que deja su rastro por toda la casa desde el primer canto de los gallos y asomar perezoso del sol radiante, la que se viste de colores alegres y abre las puertas de su casa para dar la bienvenida al aire puro que viene del sur, la que se prepara para una jornada de trabajo en la que los cerdos y las gallinas son los protagonistas,  la que inunda el pueblo con aroma al mejor café, la que saluda al mundo y al mismo sol con un brillo en los ojos imperceptible pero eterno, la que prepara su corazón para recibir a todo el que quiera visitarla y la que se alegra inmensamente al escuchar el bus de las mañana llegar, porque sabe que allí viene su alegría, que en ese bus viene su raza, que en ese bus, lleno de olores de ciudad y ojos agotados por el viaje viene su estirpe, viene su amor, viene su familia.
Y allí está él, el jovencito de ropas pesadas y demasiado gruesas para el calor del lugar, que baja del bus de la mañana con una sonrisa en el rostro, es el nieto de esa abuela emocionada, que lo toma por el rostro, lo mira con ese brillo que solo él es capaz de reconocer , y lo toma en sus brazos como cuando era un pequeño y lloraba en busca de caricias, y lo besa como si no hubiera nada mas en el mundo, un chiquillo que dejo de ser chiquillo desde muchos años atrás, pero que ante sus ojos es el mismo que corría en pañales por las casa y gritaba canciones desesperantes;
Él, que venía soñando con ese momento desde un año atrás, y que al estar entre sus brazos supo que ese era el mejor y único lugar en el mundo en donde debería estar, en ese pueblo de calles angostas y silenciosas, en esa casa con el taburete de madera, con esa mujer hermosa de mil años, en ese abrazo eterno lleno sentimientos confusos pero perfectos y viendo ese rostro lleno de arrugas y lagrimas de amor, ese era su lugar, esa era su abuela y esta es su historia.

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Ese aroma.

Quiero contarles que estuve realizando un curso de redacción publicitaria, y es de lo más bonito que he podido hacer este año, es una experiencia fascinante estar rodeado de personas que aman exactamente lo mismo que tu, Escribir.
Realizamos muchas actividades, pero hay una en particular que me gusto demasiado y quiero compartirla con ustedes.
Un olor, enfrascado y sin nombre, sin características particulares que permitieran reconocer o siquiera sospechar cual era su contenido, las palabras del maestro: “Escríbanle algo a este olor, y denle una marca, la que a ustedes les parezca que corresponda.”
De este lindo experimento salió este lindo texto:
El mundo era demasiado oscuro, plano, sin sentido ni objetivo, era un constante transitar de momentos aburridos.
Los olores a mi alrededor no tenían ningún significado, eran opacos, confusos; Lo único reconocible y familiar es el aroma del whisky añejo, mi favorito.
Pero al llegar a la quinta copa algo cambia, algo en mis sentidos se altera un olor no definido, pero delicado, suave e inconstante. No puedo describirlo de manera certera, me levanto, ese olor me enloquece, necesito saber de dónde proviene, a cada paso que doy es más fuerte, más cercano pero aún así más indescriptible.
Me estrello con un cuerpo, sé que es una mujer, lo sé por su contextura, debo saber si es de ella de donde proviene ese aroma, me presento, tomo su mano la acerco a mis labios y la beso, es ella.
La sensación que invade mi cuerpo es asombrosa y aunque no puedo verla su presencia me cautiva.
De repente se escapa de mis manos, desaparece y no puedo evitar sentir una leve agonía.
Repito lo mismo cada día, tratando de encontrarla, el mismo bar, las mismas copas, sin suerte.
Pero salgo del bar, algo cambia, su olor regresa, ahora es mucho más fuerte, más claro, acelero el paso casi corro y caigo. Su mano me toma, me reconoce y me dice su nombre… Givenchy

Al final debo admitir que no fue un trabajo que realizara sola, así que mi dupla por ese día merece su reconocimiento. Gracias :) 

Mi estudiante

Ella era solo una niña, con sus hábitos sensuales, inocentes, pero al mismo tiempo exquisitos, ella lograba cautivarme de maneras que ninguna mujer había logrado jamás.
Se sentaba en mi aula, escuchaba mis lecciones con esa mirada tan inspiradora y esa sonrisa tan casta, hacía que volviera mil años atrás y quisiera ser joven de nuevo, hacía que quisiera ser parte de esa clase y estar sentado aprendiendo la lección y no dictándola, solo para tener el placer de mirarla desde el asiento.
Era exquisita, supremamente exquisita, jugueteaba con su largo cabello mientras hablaba, se reía a carcajadas exorbitantes que me dejaban sin aliento, era perfecta, no lograba imaginármela de otra manera.
¿Pero y quien era yo?
Yo solamente le daba lecciones una vez a la semana. No conocía nada de su vida, de sus amigos, donde vivía o que hacía en sus ratos libres, no tenía ni idea quien era ni porque estaba allí. No sabía que pensaba o porque sufría, lo único que sabía era lo que veía a diario, lo que podía percibir.
Yo era simplemente el tipo que se paraba frente a ella para exponer temas poco interesantes, solo era un personaje indiferente, un personaje más en su vida.
Pero es que ella hacia que mi mente volara y traspasara fronteras, hacía que me sintiera especial, completo, con ella pasaba de sentirme una minúscula partícula a el personaje principal de una historia de superhéroes.
Me inspiraba, sin saberlo a ser cada día mejor, a explorar y comprender cosas absurdas, cosas inimaginables. Debo aclarar que no pensaba en ella de manera sexual ni sensual, no quiero que mal entiendan, no pensaba en ella de alguna forma que pudiera dañarla, solo veía en sus ojos algo que me hacía sentir en paz, en mi lugar favorito en el mundo, en casa.
Yo solo era su maestro, ella era mi luz, mi colapso personal de estrellas, mi gris y pálido universo, mi sol, mi luna y para decepción de todos, solo mi estudiante.