domingo, 17 de julio de 2016

¿Qué carajos te fumaste Andrés?

Te sientas recto en la silla de tu escritorio y tratas de no pensar mucho, sin sentido, las imágenes llegan a ti, las palabras, el momento, sientes la misma temperatura, te escondes detrás de la nube blanca que se forma tu alrededor, sientes que estas demasiado expuesto que en cualquier momento alguien va a verte y será todo un desastre.
Recuerdas sus ojos y el color te invade, te sumerge, te transporta a otro lugar donde solo hay color carmesí, donde solo puede verse el cielo de color gris y con pocas entradas de luz, tratas de gritar pero tu cuerpo se ha congelado y de tu boca solo sale un suspiro. Tal vez estés muriendo, tal vez es así como luce el más allá, tal vez te dejaste llevar demasiado pronto y ahora debes aceptar las consecuencias. El mundo no es tan hermoso, el mundo es una mierda.
Mira donde estas, ¿Por qué? ¿Por qué me trajiste aquí?
Sientes como tu cuerpo tiembla y de repente has caído por un agujero profundo,  no encuentras la luz ni la salida y eso te aterra, no saber dónde estás y solo piensas en escapar. ¿Cómo fue que llegaste ahí? Raramente solo recuerdas ese color carmesí, el olor de su cuerpo y el sabor de sus labios.
¿Por qué te dejaste arrastrar? ¿En qué momento llegaste hasta ese lugar donde no alumbra ni brilla el sol? Cierras los ojos y tratas de recordar que estabas haciendo antes de caer allí. Nada. Un ligero olor a rosas con toques de nicotina y yerba. Un color violeta que reemplaza el carmesí y que invade tu recuerdo, flores, tiras, ligueros. ¿Qué pasa si te quedas allí para siempre? No le dijiste a nadie a donde irías esta mañana. Eso es. ¿A dónde fuiste?
El olor se hace más fuerte y curvas de colores aparecen en tu visión, ya no hay oscuridad, los colores son brillantes y llenos de vida, suena una canción de fondo, no te sabes la letra pero la conoces, la conoces perfectamente, la tarareas y sientes de repente un  vacío en el estómago, como cuando llevas hora sin comer y de repente ves el plato que tanto deseabas. Sientes que no puedes hablar y que la poca vida que te queda se té escapa de las manos. Alguien se está llevando tu ser, pero tú lo dejas porque sabes que no le hará daño. De repente los colores son más y más brillantes y te enceguecen y te hacen ver estrellas en cuanto cierras los ojos.
Ahora sientes que debiste lanzarte desde hace mucho, que no debes estar en ningún lugar más que ahí, te sientes protegido y los temores y la oscuridad se ha ido, ahora quieres permanecer ahí y esperar que llegue el ocaso, para poder apreciar los colores. Ahora los olores son más fuertes, ya no solo hay rosas, hay olor a guayabas y a nicotina y a yerba. Ya no solo hay curvas, hay formas que aparecen y desaparecen a tu alrededor llenándolo todo de una alegría indescriptible.
¿Qué carajos te fumaste Andrés?
El miedo se ha ido y la soledad también. Ahora solo deseas abrigarte entre los colores y sentir como el corazón se te sale del cuerpo y te rodea y se marcha. Pero tú no tienes miedo, no sientes nada más que una satisfacción indescriptible. Es como cuando tu equipo de futbol ha hecho el gol que todos llevaban esperando y gritas y saltas y sientes la euforia y la pasión en las venas. Así se siente, como si el pecho te explotara.  
Ya no habrá nada malo, o eso es lo que los colores te hacen creer, tal vez excediste tu dosis de dopamina y tu cuerpo se está colapsando. La vida ha dejado de ser una mierda por un segundo, ahora es menos café y más blanca, parece que la lavaron.
¿Qué carajos te fumaste Andrés?
Nada y todo. Creo que fume su aroma, el color de sus ojos y la suavidad de su piel. Creo que me fume sus sueños y sus ganas, sus piernas y sus labios, creo que me la fume demasiado y ahora solo veo colores, y formas y pájaros. Creo que jamás debí fumarla, pero nada me hace más bien.
Jueputa, creo que me la fume completica.
Mierda, me enamore.

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