domingo, 17 de julio de 2016

Ciudad de fantasía

Las experiencias que vivimos son el tipo de cosas y recuerdos que permanecen en nuestro corazón por el resto de nuestras vidas. Los viajes, las personas, los sentimientos y las emociones son cosas que a pesar de no poder plasmar en un documento de forma de sencilla o de ser un objeto que podemos mostrar y presumir, es lo que llena el alma y alimenta el corazón, son el tipo de cosas que nos hacen sentir vivos, felices y completos.
5:00am, nos preparamos para salir de casa rumbo al aeropuerto, es la primera vez que viajare en avión y eso hace la experiencia perturbadora y emocionante, las horas antes del vuelo son en realidad una nube borrosa de sensaciones, cosquilleo en la panza, sudor en la palma de las manos y un brinco de palpable nerviosismo en el corazón.
Las dos horas que transcurrirán en el avión serán en realidad un constante siseo en los oídos y en el estomago, no por el susto de caer en picada y morir, porque sé que eso no ocurrirá (o eso espero!), en realidad es mas por la expectativa de lo desconocido.
Debo admitir que este tipo de sensaciones las tengo en casi todos los viajes, una expectativa que se traduce en brillo en la mirada e hinchazón constante pecho. Pero esta vez es diferente, me siento en un episodio de la vida en el que no soy la protagonista, un episodio en el que solo soy un espectador curioso y anhelante.
El hermoso e imponente mar nos da la bienvenida antes de aterrizar, y el deslizar del avión por la pista me devuelve a mi lugar con un pequeño aliento de vida, la playa, brisa y mar nos espera a solo unos minutos y el nerviosismo inicial se transforma en un vacio expectante.
Es imposible para mi dibujar en letras la hermosa ciudad que nos esperaba, sus calles, su gente, su música, su olor y su característica belleza, solo las personas que la han visitado entenderán que es una ciudad llena de versos y poesía en cada una de sus esquinas, es una ciudad llena de alegría y de asombro constante, una ciudad de clima perfecto y olor a arena y mar en cada una de sus partes, una ciudad que se describe fácilmente en palabras como fascinante, asombrosa y utópica.
Sus habitantes imperfectos dando la bienvenida a turistas y viajeros de todo el mundo, sus maravillosos paisajes y atardeceres románticos y la amabilidad expresada en cada uno de los rostros de las personas que nos cruzamos en el camino, hacen de esta ciudad mi favorita en todos los sentidos.
Para algunos puede sonar ilógico y hasta fantasioso y ridículo, pero la poesía que exhala esta ciudad por cada poro de su piel, es lo que la hace tan especial. Sus amplias y coloridas calles con nombres simpáticos y característicos la convierten en un paisaje idóneo para cualquier romántico empedernido.


 A esta ciudad no solo la caracteriza su gente y sus calles, una ciudad también refleja los colores de las personas que la visitan y la recorren, calles llenas de personajes diferentes que dejan impregnada en la piel de la ciudad las costumbres bellas de sus lugares de origen, y que hacen que prevalezca aun después de no estar presentes. Calles llenas de recuerdos, de música y de historias.
El agradecimiento y respeto que siento por este viaje lo hace tan especial en mi corazón, gracias a el descubrí que definitivamente la felicidad que me causa recorrer el mundo en pequeños pasos no podrá reemplazarse con nada. El brillo en los ojos, el latir acelerado del alma y la increíble sensación en la panza de descubrir lo desconocido son lo que soy, son lo que me definen y sin lugar a dudas son lo que quiero para el resto de mis días.

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